Cuenta la historia que hace unos siglos, se enfrentaron en la llanura de Maratón 20.000 infantes persas bajo el mando del general Datis contra 10.000 soldados hoplitas atenienses bajo el mando de Milcíades. Lo que sucedió es de sobra conocido. Los historiadores no saben muy bien como, pero lo cierto es que el ejercito persa fue vencido y Milcíades envió al soldado Filípides a Atenas a dar la buena nueva. Después de recorrer corriendo los 42 Km. que separan Maratón de Atenas y dar la noticia, cayó fulminado, probablemente de un ataque al corazón. En su honor se estableció una nueva competición en los Juegos Olímpicos de la antigüedad, que hoy en día, todavía se celebra.
Hoy Maratón es una planicie al lado de un pequeño pueblo pesquero y de una plácida playa con cálidas aguas para nadar. Todavía queda en la planicie el túmulo con los restos de los atenienses caídos y una estela con una inscripción en homenaje a cuantos lucharon aquel día con valor. Y veinticinco siglos después sigue habiendo rosas y claveles frescos bajo la inscripción. Los griegos no olvidan que Asia fue detenida justo en el momento en que nacía en Grecia la democracia y rinden así tributo a sus héroes.
Mañana se celebra la Maratón de Valencia. Hoy en día ya no tiene el significado que tuvo en el pasado, y es simplemente una competición deportiva. Pero para los que la corren, es también una especie de batalla contra si mismos. Muchas horas de soledad, de esfuerzo verán mañana cumplida su recompensa. En cierto modo, todos son guerreros hoplitas luchando contra el crono.
Muchos sabéis que fue en el pasado uno de mis anhelos, que por una razón u otra nunca cumplí. Pero algunos amigos cogieron el testigo y mañana estarán en la línea de salida. Son unos héroes anónimos para la gran multitud pero para mí son mis grandes héroes. Carlos, Juan Carlos, Antonio y mi sobrino Mario mañana correrán la Maratón. Irán a luchar contra el crono, a intentar bajar la barrera de las 3’30” horas. Y yo estaré allí para aplaudirles cuando exhaustos crucen la línea de meta.
En la foto que cuelgo, no está Mario, que como sabéis siempre se ha “lesionado” para el Gran Fondo de Soneja, donde se tomó la foto hace unos años. De pie están Raúl, Jose, Mario Esteve y Quique. Agachados: yo, Carlos, Antonio y Juan Carlos, tres de los héroes.
Sólo me queda decirles una cosa: mucha suerte a los cuatro.
Hoy Maratón es una planicie al lado de un pequeño pueblo pesquero y de una plácida playa con cálidas aguas para nadar. Todavía queda en la planicie el túmulo con los restos de los atenienses caídos y una estela con una inscripción en homenaje a cuantos lucharon aquel día con valor. Y veinticinco siglos después sigue habiendo rosas y claveles frescos bajo la inscripción. Los griegos no olvidan que Asia fue detenida justo en el momento en que nacía en Grecia la democracia y rinden así tributo a sus héroes.
Mañana se celebra la Maratón de Valencia. Hoy en día ya no tiene el significado que tuvo en el pasado, y es simplemente una competición deportiva. Pero para los que la corren, es también una especie de batalla contra si mismos. Muchas horas de soledad, de esfuerzo verán mañana cumplida su recompensa. En cierto modo, todos son guerreros hoplitas luchando contra el crono.
Muchos sabéis que fue en el pasado uno de mis anhelos, que por una razón u otra nunca cumplí. Pero algunos amigos cogieron el testigo y mañana estarán en la línea de salida. Son unos héroes anónimos para la gran multitud pero para mí son mis grandes héroes. Carlos, Juan Carlos, Antonio y mi sobrino Mario mañana correrán la Maratón. Irán a luchar contra el crono, a intentar bajar la barrera de las 3’30” horas. Y yo estaré allí para aplaudirles cuando exhaustos crucen la línea de meta.
En la foto que cuelgo, no está Mario, que como sabéis siempre se ha “lesionado” para el Gran Fondo de Soneja, donde se tomó la foto hace unos años. De pie están Raúl, Jose, Mario Esteve y Quique. Agachados: yo, Carlos, Antonio y Juan Carlos, tres de los héroes.
Sólo me queda decirles una cosa: mucha suerte a los cuatro.
2 comentarios:
Quina imatge ! Recorde aquells temps, no massa llunyans, quan als anomenats "Xafaxarkos" corríen com a llebres. Tremolava l'asfalt al seu pas ! No sé que passa ara, els gladiadors milloren la seva lluïta contra el temps, la resta va desperdigats pels camins, sense objectius... esperem temps on l'asfalt torne a tremolar.
Força i honor amics.
Raül
Raul, l'asfalt ja està tremolant. He començat a correr i tremola pel meu pes. Amunt xafaxarkos!
Pedro
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